Bienvenidos!!

Hola a todos, mi nombre es Catalina Gil. Soy una creación ficticia de dos amigas que cuentan sus historias a través de la mía. Obvio que todo está más exagerado y los nombres de los personajes no son los reales.
A medida que lean mis columnas, se darán cuenta que soy una mujer común y corriente de 23 años, a la que siempre le pasan chascarros y anécdotas que van marcando su vida. Una vez alguien me dijo:
"Hay que reirse de uno primero, para poder empezar a disfrutar la vida", y claro, después viene reirse del resto. Pero ojo, siempre con una gota de respeto.
La idea es que todos lo pasen bien, y comenten si alguna vez les ha pasado lo mismo que a mi.

Saludos..

Umbrella - Rihanna

Este video de Rihanna es muy bueno, para los que no la conocen, pueden que la recuerden con su canción S.O.S. Se Tocó muchísimo en las radios.- Se las recomiendo. P.D.: Seguramente dos amigos se acordarán de mi con esta canción de por vida jajaja.- <

sábado, 12 de mayo de 2007

Amor sobre skies

Por fin!!! Las anheladas vacaciones llegaron, ya no tendría que levantarme temprano luego de haber trasnochado estudiando, podría salir todos los días a carretear y cumplir mi sueño de conocer la nieve. Estaba todo listo, con mis amigas partiríamos en uno de esos busecitos que se arriendan para diez personas. El sábado madrugué, me levanté a las siete y media de la mañana para alcanzar hacer unos pancitos de pollo con mayo, guardar las galletitas y las bebidas. Pesqué los esquies y los bastones retrógrados que me prestó mi hermano y partí a la nieve.
En el camino me marie como pollo, entre curvas y más curvas sentía un frío que me recorría todo el cuerpo. El pobre conductor tuvo que parar el bus, porque me sentía pésimo y mis amigas lo único que decían era “la huasita no sabe subir a la nieve sin marearse”.
Cuando al fin llegamos, pesqué aún media tambaleque mis esquíes y partimos a las canchas. Llegué muerta, mi estado físico no era el de antes, me sentía un chanchito en mi traje, o mejor dicho un globo gigante. No sé cómo se ven también esas minas de los “teams”, pero en fin, compré el ticket y nos subimos a los andariveles. Yo dándomelas de súper seca pal ski y eso que era la primera vez que lo hacía me subí a la silla con la Lichi. El paseito estuvo perfecto, yo figuraba en la mitad de la montaña blanca. Se acercaba el momento de bajarse, pongo los esquies en la nieve, el andarivel me empuja y parto como una bala pa´ abajo. Estaba súper emocionada, el único problema era que no sabía frenar!!! De repente se me enredaron las patas y me caí, pero lo peor fue que me atajó un mono de nieve con un beso, Que plancha!!!! Parecía un tomate de lo roja que estaba, todo el mundo me miraba y se reía de mí. Y yo pa´ dármelas como si aquí no pasó nada, me levante en tres segundo y medio y sentí un dolor gigante en el pie. Tratando de disimular volvimos a partir para bajar por la montaña, de repente me vi envuelta por una niebla, me perdí del grupo y pa´ más remate me volví a caer, pero esta vez si que me saque la &#!!!.. Estaba sola y abandonada, pero de repente se acercó un wuachon en snowboard y me dice: “¿Estas bien?”, yo le respondí que sí, pero cuando trate de levantarme no pude, me dolía muchoooooo el pie!!! El mino demasiado atento se me acercó me sacó los esquíes, y me dijo que lo más probable era que me había quebrado la pata. Me trató de tranquilizar y fue por ayuda. Yo en verdad no estaba ni ahí con la pata quebrada, lo único que pensaba era que el gallo era muy pero muy mino.
Por un lado mi angelito me decía too el rato que tenía pololo y que no podía andar lacha por la vida, pero por otro lado mi diablito me decía que me lo tenía que puro jotear.
Antes que llegara tenía que arreglarme pa´ verme bonita, entonces saque un espejo de mi bolsillo y me di cuenta que los rulos que me había hecho en la peluquería de Sebastián Ferrer estaban intactos, a si que no tenía de qué preocuparme. Menos mal que fui para allá.
Al ratito después escuché una voz toda seductora que me decía “preciosa, ya volví” y me subió en una tabla para bajarme hasta el café. Ahí un doctor me revisó la pata y me dijo lo que me esperaba. El mino que resultó llamarse Carlitos me ayudó a buscar a mis amigas. Antes de irse me pidió mi teléfono y yo con mi poca fuerza de voluntad se lo di.
Al final tuvimos que volver a Santiago, yo con la pata entablada y no precisamente con un ski, sino que con un yeso.
Me llevaron a la clínica y llegó mi pololo todo preocupado por mí, y yo en lo único en que podía pensar era en Carlitos, el mino de la nieve. Bueno....por lo menos el paseito me sirvió de conocer la nieve.

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