Son las doce de la noche, tengo frió y hambre. Estoy muerta de miedo y me da demasiada pena dejar solo a mi amigo en una situación como esta. Por más que me diga que me valla, no me atrevo.Yo en su lugar no quisiera estar sola esperando a que mi papá se muriera y menos si es por un estúpido que tomó más de la cuenta y se pasó una luz roja a toda velocidad, chocando de costado al papá de mi amigo. Por suerte iba solo, por que de lo contrario habrían sido más vidas.
Pablo no ha dormido nada, está muy deprimido y yo me siento una inútil al no poder ayudarlo. ¿Por qué le tenía que pasar esto a él? ¿Por qué ese tipo tendría que pasarse esa luz roja? Hay tantas dudas que me dan vuelta en mi cabeza que me estoy mareando.
Siento un nudo en mi garganta, al solo pensar que podría ser yo quien estuviese en el lugar de Pablo, o que podría ser yo la hipotética asesina!! Después de todo, cuantas veces he manejado con varias piscolas encima.
Me acuerdo de una noche que salí con Gonzalo y le di vuelta la piscola que me estaba tomando encima de su camisa blanca en la discotheque. Y para peor de repente nos caímos al suelo bailando salsa. Que vergüenza!!! Ay Cata concéntrate please! El punto es que estaba súper copeteada y me fui sola manejando a mi casa. En ese momento tenía cero conciencia de lo que estaba haciendo y la verdad es que uno nunca piensa que le pueden pasar ese tipo de cosas.
Ahora me pongo a pensar y ese día me podría haber matado a alguien. Sería actualmente una asesina, que horror!!! Me imagino tras unas rejas con un traje de rayas blanco y negro, demasiado pasado de moda. Ay Cata no de nuevo, ya me estoy pasando películas y me desvié del tema otra vez. En fin… juro no tomar más cuando tenga que manejar o por último paso las llaves. I Promise!!
Son las dos de la mañana y el doctor se dirige hacia nosotros, mira a Pablo y le dice que su papá por fin está descansando y que lo siente muchísimo. Pablo rompe en llanto. Que fuerte es ver llorar a un amigo y más aún saber que no puedes hacer nada.
Y todo esto es por culpa del maldito alcohol y de la irresponsabilidad de nosotros, los jóvenes.
Cata Gil.-
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