A penas llevo un mes de universidad y ya empezaron mis constantes dolores de cabeza. Ya me tienen chata los profes que me tocaron este año, me han hecho leer como enferma. No tengo ni tiempo pa ir al gym. Too mal, lo peor es que de las “vacas” todavía no me recupero, tengo el pelo pal gato, parezco una casita de paja y ni hablar de los 5 kilos y michelines que tengo en la guata.
Bueno pero dentro de todo la vida universitaria me relajaba un poquito. Esa semana se venia el carrete máximo de la “U”. El paseo a la playa!
Me embarque en el autito del Esteban con algunos compañeros, pasamos a comprar las infaltables promos y nos fuimos al Tabito.
Cuando llegamos ya estábamos todos “arriba de la pelota” comenzamos a correr por la arena en busca de algunos minitos y lo primero que me encuentro es a Gonzalo!!! Todavía no sé que estaba haciendo ahí, pero en ese momento era lo de menos. No lo podía creer, estaba demasiado emocionada. Lo salude y se lo presente a la Maca, hubo un par de miraditas medias raras pero no le tomé mayor importancia.
Al rato a Esteban se le ocurrió la genial idea de jugar a la clásica “botella”. En ese momento pensé que era la oportunidad de darle un beso a Gonzalo, el único problema fue que too el rato me toco con el más perno de la “U” y a la maca siempre con mi wachón. Primero partieron con un topón de 2 segundos, después uno de 15 y luego el medio pato y pa´ que decir lo que pasó después. Se desaparecieron detrás de unas rocas!!!! Quería llorar! Mi mejor amiga metiéndose con el mino que me gusta.
Estuve deprimida como por tres días, era una doble desilusión por parte de él y de mi amiga. Fue ahí cuando llegó un día a mi casa la Vale, mi prima. Me levantó de la cama y me dijo que lo que yo necesitaba era cambiar mi look, así que convocó a un “fashion emergency”. Pedimos hora en la nueva peluquería de Sebastián Ferrer. Llegamos y me atendieron de lo mejor, la peluquería era topísima, demasiado moderna. Me hicieron mil cosas en el pelo, masajes y un corte muy bkn. Mi pelo volvía a tener vida después de lo seco que lo tenía.
En la noche nos fuimos a un pub karaoke con todas mis amigas, me puse a cantar “yo no soy esa mujer” de la Paulina Rubio, lo estaba pasando la raja, me sentía tan bien, tan distinta que me di cuenta que no necesito un hombre en mi vida para estar feliz.
Cata Gil.-
Bueno pero dentro de todo la vida universitaria me relajaba un poquito. Esa semana se venia el carrete máximo de la “U”. El paseo a la playa!
Me embarque en el autito del Esteban con algunos compañeros, pasamos a comprar las infaltables promos y nos fuimos al Tabito.
Cuando llegamos ya estábamos todos “arriba de la pelota” comenzamos a correr por la arena en busca de algunos minitos y lo primero que me encuentro es a Gonzalo!!! Todavía no sé que estaba haciendo ahí, pero en ese momento era lo de menos. No lo podía creer, estaba demasiado emocionada. Lo salude y se lo presente a la Maca, hubo un par de miraditas medias raras pero no le tomé mayor importancia.
Al rato a Esteban se le ocurrió la genial idea de jugar a la clásica “botella”. En ese momento pensé que era la oportunidad de darle un beso a Gonzalo, el único problema fue que too el rato me toco con el más perno de la “U” y a la maca siempre con mi wachón. Primero partieron con un topón de 2 segundos, después uno de 15 y luego el medio pato y pa´ que decir lo que pasó después. Se desaparecieron detrás de unas rocas!!!! Quería llorar! Mi mejor amiga metiéndose con el mino que me gusta.
Estuve deprimida como por tres días, era una doble desilusión por parte de él y de mi amiga. Fue ahí cuando llegó un día a mi casa la Vale, mi prima. Me levantó de la cama y me dijo que lo que yo necesitaba era cambiar mi look, así que convocó a un “fashion emergency”. Pedimos hora en la nueva peluquería de Sebastián Ferrer. Llegamos y me atendieron de lo mejor, la peluquería era topísima, demasiado moderna. Me hicieron mil cosas en el pelo, masajes y un corte muy bkn. Mi pelo volvía a tener vida después de lo seco que lo tenía.
En la noche nos fuimos a un pub karaoke con todas mis amigas, me puse a cantar “yo no soy esa mujer” de la Paulina Rubio, lo estaba pasando la raja, me sentía tan bien, tan distinta que me di cuenta que no necesito un hombre en mi vida para estar feliz.
Cata Gil.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario