El sólo hecho de acordarme de mi “18” pasado me dan los monos. Fue una locura total, la chicha se me subió a la cabeza junto con las banderitas de plástico, que en vez de cumplir el rol de decoración, se convirtieron en cintillos para mi pelo. Me veía como todo un cacique.
Pichilemu, ¡sí chiquillas! donde están los surfistas más wuachones y los mejores 18 del país a mi parecer. Las casas están todas abiertas para llegar y entrar. Tanto fue así, que con la Maca nos fuimos con un grupo de amigos caminando a la fonda y a medida que íbamos avanzando nos encontrábamos con ene gente que nos invitaba a carretear a sus casas. Estábamos tan arriba de la pelota que decidimos entrar a la cabaña de un tipo, que claro en ese momento, con cuatro chichas encima, parecía todo un Brad Pitt. Adentro lo pasamos demasiado bien, bailamos, cantamos y yo como siempre haciendo leseras agarré una botella de chicha y no la solté en toda la noche. Al rato después, llegamos a la fonda como buenas chilenas, con ponchos y chupallas gritando ¡Viva Chile!, mientras nos matábamos de la risa con los anticuchos y los curaditos de la zona.
Me lo baile todo, incluso con los huasitos que son secos pa´ la cueca. Mis amigas se perdieron y me quedé sola como un dedito. A la vuelta de la fonda parecía una huerfanita, caminaba por las playas de Pichilemu y ni siquiera me acordaba cual era mi casa, y más encima estaba hecha todo un desastre, llena de tierra de tanto bailar cumbias y cuecas.
Cuando por fin llegué a la casa que habíamos arrendado, mis amigas ya estaban durmiendo. Eran como las siete de la mañana y cuando trate de entrar… sorprise!! Estaba cerrado!!! No podía entrar, toqué y toqué la puerta pero nadie me pescó. Solución: La Cata se echó a dormir en el suelo. No me quedaba de otra.... Al día siguiente como a las once de la mañana una de mis amigas salió a tomar sol y me pilló tirada en la puerta… se mató de la risa!! No podía creer que me había quedado dormida a fuera de la casa y pa más remate el sol estaba pegando súper fuerte y quedé toda insolada. Ese día salí a dar una vuelta, estaba roja como tomate y todo el mundo me decía “La Chicha del 18”. Que plancha… todo Pichilemu me conoció con ese sobrenombre la noche anterior. En fin, a pesar de todo lo pase muy bien, sólo que este año me da demasiada vergüenza ir de nuevo para allá. Espero que este año sea un poquito más tranquilo, aunque lo dudo porque ya tengo mis maletas listas pa irme a las fondas de Con-Con.
Pichilemu, ¡sí chiquillas! donde están los surfistas más wuachones y los mejores 18 del país a mi parecer. Las casas están todas abiertas para llegar y entrar. Tanto fue así, que con la Maca nos fuimos con un grupo de amigos caminando a la fonda y a medida que íbamos avanzando nos encontrábamos con ene gente que nos invitaba a carretear a sus casas. Estábamos tan arriba de la pelota que decidimos entrar a la cabaña de un tipo, que claro en ese momento, con cuatro chichas encima, parecía todo un Brad Pitt. Adentro lo pasamos demasiado bien, bailamos, cantamos y yo como siempre haciendo leseras agarré una botella de chicha y no la solté en toda la noche. Al rato después, llegamos a la fonda como buenas chilenas, con ponchos y chupallas gritando ¡Viva Chile!, mientras nos matábamos de la risa con los anticuchos y los curaditos de la zona.
Me lo baile todo, incluso con los huasitos que son secos pa´ la cueca. Mis amigas se perdieron y me quedé sola como un dedito. A la vuelta de la fonda parecía una huerfanita, caminaba por las playas de Pichilemu y ni siquiera me acordaba cual era mi casa, y más encima estaba hecha todo un desastre, llena de tierra de tanto bailar cumbias y cuecas.
Cuando por fin llegué a la casa que habíamos arrendado, mis amigas ya estaban durmiendo. Eran como las siete de la mañana y cuando trate de entrar… sorprise!! Estaba cerrado!!! No podía entrar, toqué y toqué la puerta pero nadie me pescó. Solución: La Cata se echó a dormir en el suelo. No me quedaba de otra.... Al día siguiente como a las once de la mañana una de mis amigas salió a tomar sol y me pilló tirada en la puerta… se mató de la risa!! No podía creer que me había quedado dormida a fuera de la casa y pa más remate el sol estaba pegando súper fuerte y quedé toda insolada. Ese día salí a dar una vuelta, estaba roja como tomate y todo el mundo me decía “La Chicha del 18”. Que plancha… todo Pichilemu me conoció con ese sobrenombre la noche anterior. En fin, a pesar de todo lo pase muy bien, sólo que este año me da demasiada vergüenza ir de nuevo para allá. Espero que este año sea un poquito más tranquilo, aunque lo dudo porque ya tengo mis maletas listas pa irme a las fondas de Con-Con.
Cata Gil.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario